A finales de la Edad Media comienzan a ser frecuentes los viajes de peregrinación a Tierra Santa. Esa moda europea llega también a España y vemos cómo desde Venecia se embarcan peregrinos con la esperanza de ganar beneficios espirituales y materiales al entrar en contacto con los lugares donde nació, vivió y murió el Redentor.
Por razones religiosas o diplomáticas cinco de esos viajeros (Bernardo de Breidenbach, el Cruzado, Pedro Mártir de Anglería, Diego de Mérida y Alonso Gómez de Figueroa) dejaron constancia escrita de su periplo por enclaves sagrados de Egipto como la vieja Alejandría (lugar del martirio de san Marcos y de santa Catalina), El Cairo (donde se refugió por siete años la Sagrada Familia huyendo de Herodes) y los lugares bíblicos del mar Rojo y el monte Sinaí (donde Moisés y los judíos vivieron experiencias cruciales). En las páginas de esos relatos participamos del asombro del viajero ante los restos de la próspera ciudad de Alejandría, el milagro del Nilo y sus crecidas, el ajetreo de la gran ciudad de El Cairo con sus mil productos traídos de Oriente, las extrañas costumbres de los árabes, el poder de los mamelucos o la dureza del desierto en el viaje hasta el Sinaí.
Desde el punto de vista español, estas relaciones entre Oriente y Occidente sólo se explican en el contexto de unas relaciones diplomáticas y comerciales iniciadas por los Reyes Católicos con Egipto, el desarrollo de las peregrinaciones y unos hábitos viajeros que posibilitan el encuentro entre culturas enfrentadas cuando toca a su fin el imperio de los mamelucos.
La edición comentada de estos cinco relatos de viajes por Egipto ha sido realizada por Víctor de Lama de la Cruz, profesor de la Universidad Complutense de Madrid.