El 23 de julio de 1999 moría Hassan II, erigiéndose en rey de Marruecos su hijo primogénito, Mohamed VI. Todo apuntaba a que el nuevo monarca daría el definitivo espaldarazo al proceso de apertura iniciado por su padre unos años antes, significándose su advenimiento como el inicio de una nueva era en la que cristalizaría, por fin, la “transición”. En virtud de la proximidad geográfica y una pretendida similitud entre regímenes monárquicos, en la mente de observadores y analistas se vislumbraba una salida “a la española”, entendiendo que en el referente hispano había sido precisamente el rey Don Juan Carlos, en su calidad de heredero del cetro de mando del franquismo, el principal artífice del cambio democrático, del paso de un sistema autoritario a otro de derechos y libertades consagrado por la Constitución de 1978